Exordio
La Navidad, infinita posibilidad para la
espiritualidad y la religiosidad. Sobre ella aparecen códices dados por la
fecundidad de los autores. Se hace luz por la palabra. También historia y
literatura. Sus hechos quedan así detenidos. Y el tiempo los devuelve en
discursos e imágenes que hablan de sus fundaciones y de sus pormenores. La Navidad,
por la hechura de los escritores revela muchos de sus misterios fecundados. Sus
laberintos son descubiertos, igual que sus augurios. Cada quien narra lo que
desea narrar sobre ella. Sus signos son reveladores. Su voz antigua es traída
una vez más hasta nosotros. Se desnuda de amor la palabra. Hoy, una vez más,
tomamos la palabra escrita para mostrarla y decir cosas sobre la navidad.
UN
MURAL DECEMBRINO
Tiempo hermoso éste en que reaparece en
nuestro lar natal el espíritu de la Navidad. La estampación celeste sería tal
vez propicia para llenarnos de sol y de alegría. Pero tal, apareciendo el astro
rey, habría entonces la larga y extensa floración en nuestros cerros aledaños
que se pueblan tradicionalmente de florecitas amarillas y moradas, las dos representaciones
vegetales que, como alfombra natural, cubren el manto decembrino de nuestro
amado terrón trujillano.
La música epocal es la antesala natural
de esta Navidad que llega apresurada para traernos el amor y la paz que son
lenitivos para la larga jornada del año que finaliza. Los días son para
celebrarlos todos, pero también debemos rehacer el propósito de trabajar con
mayor ahínco y entusiasmo buscando con ello otras edades felices y propicias en
el futuro más cercano. Sólo el amor y la paz deben aparecer como signos
esperanzadores de una alegre navidad regional. Con un telón de fondo religioso
cristiano retomemos nuestra tradicional actitud ante diciembre y hagamos
entonces gratos estos días para la elevación de nuestra condición humana en la
búsqueda de la hermandad y la convivencia social como conducta emblemática de
lo que somos y hemos sido en esta Tierra de la Paz y de María Santísima.
Lo importante es que estamos en el seno
de un paisaje que se distingue por la hidalguía y el colorido de su naturaleza.
En ninguna parte como en Trujillo la fecha decembrina cubre de alfombras
naturales los cerros que circundan la ciudad. Caminamos por las zonas aledañas
a la pequeña urbe y descubrimos grandes extensiones cubiertas de flores
amarillas como vestimenta de la vegetación arbustiva que tiñe de esplendor la
vida natural. Caminamos por nuestros paisajes aledaños y vemos con ojos de
alegría el cubrimiento de montes y laderas por una espesa capa vegetal de rojos
y morados, tiña que regala la naturaleza a Trujillo para hacerlo lucir más
bello y luminoso en esta época propicia al enaltecimiento de la condición
humana de nuestra comunidad.
Sólo Trujillo pareciera recibir este
regalo de Dios como premio a la bondad de su gente, a la condición trabajadora
con que los hijos de este pueblo se entregan en el largo lapso del año que
ahora está por concluir. Y es porque Dios está contento de que en Trujillo no
se hace otra cosa que no sea servirlo con el trabajo y la oración; con la
bondad y la entrega a las cosas del espíritu, a la eficacia y a la utilidad en
sus sentidos más plenamente humanos. Y estos pilares que mueven la vida
trujillana cobran la recompensa de un diciembre feliz, en el que se enaltecen
los valores y la gente participa comunitariamente, como si es que hubiese la
necesidad de hacer ese pesebre colectivo en que se transforma la ciudad cargada
de luces y adornos para reverenciar y exaltar su fe cristiana en Dios y su
significado superior.
Ya nada quiebra la quietud trujillana
sino el deseo de celebración de un diciembre feliz, como feliz va a ser sin
duda, este lapso pascual que nos anima y reconforta. Ya aparecen día a día los
signos navideños en nuestra comunidad. La gente comienza a visualizar cuadros
diferentes, más vivos y brillantes. Se adornan los frentes de las casas con los
colores más festivos. Y ojalá este año esa fiebre de mejorar los rostros más
visibles de las casonas y casitas de la urbe sea una fiebre colectiva para
ganancia total de Trujillo.
Por su parte, miembros de las
comunidades específicas se organizan, aunque no tanto como antes, para la
vestidura luminosa de su calle o urbanización. Se anuncian así las mejores
ideas que traen la sana competencia y la participación. Sólo el enunciado de
que Trujillo pudiera brillar en este diciembre es signo de alegría social y es
la primera esperanza de un fin de año muy feliz, en el que la palabra
evangélica debe venir a nosotros para continuar amando la vida y que nos
empeñemos en trabajar por Trujillo, por nuestra familia y por nosotros mismos.
***Comenta sobre el escrito para que se posicione en los buscadores***
***Advertencia: ésta publicación puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar la autoría, como fuente de la misma incluya la URL: https://memoria-trujillana.blogspot.com/ y el aviso de Derechos de Autor © ALÍ MEDINA MACHADO***
No hay comentarios:
Publicar un comentario